Ilustración renderizada en 3D de una articulación temporomandibular dolorosa

ATM - Trastornos de la articulación temporomandibular

La articulación temporomandibular, a menudo abreviada como ATM, sirve de conexión fundamental entre la mandíbula y los huesos temporales del cráneo. Esta intrincada articulación desempeña un papel crucial en nuestra vida diaria, facilitando funciones esenciales como hablar, masticar y bostezar. Sin embargo, cuando surgen complicaciones en esta articulación, se produce un trastorno conocido como trastorno de la articulación temporomandibular, comúnmente conocido como trastorno de la ATM o simplemente ATM.

¿Qué es la ATM?

Los trastornos de la ATM son un conjunto de afecciones que afectan a la articulación en forma de bisagra que conecta la mandíbula con el cráneo. Esta articulación, que funciona como una bisagra deslizante, orquesta una serie de movimientos dentro de la boca. Estos movimientos incluyen desde la simple apertura y cierre de la boca hasta movimientos laterales o de lado a lado más complejos.

Cuando esta articulación se desvía de su funcionamiento normal, puede provocar molestias y restricciones de movimiento en la zona de la mandíbula y los músculos circundantes. Estos trastornos pueden manifestarse como afecciones temporales que se resuelven sin un tratamiento exhaustivo, o pueden persistir a largo plazo, haciendo necesaria la intervención de un profesional. La intensidad de los síntomas puede variar considerablemente de una persona a otra, desde una molestia leve hasta un dolor intenso. También cabe destacar que los trastornos de la ATM pueden afectar a uno o ambos lados de la cara.

Aunque "ATM" es un término ampliamente reconocido y utilizado, la terminología más precisa para los trastornos que afectan a la articulación temporomandibular es TMD o trastornos temporomandibulares. Sin embargo, para facilitar la comprensión común, "ATM" sigue siendo el término más utilizado para describir estas afecciones.

Causas y síntomas de los trastornos de la ATM

La raíz de los trastornos de la ATM puede ser imprecisa, y a menudo se debe a una combinación de factores como la predisposición genética, un traumatismo físico o afecciones subyacentes como la artritis. Ciertos comportamientos, como rechinar o apretar los dientes, a menudo inducidos por el estrés, pueden ejercer una presión indebida sobre la articulación, acelerando su deterioro.

En algunos casos, el desplazamiento de la almohadilla blanda o disco que se sitúa entre la bola y la cavidad de la articulación puede desencadenar trastornos de la ATM. Los daños en la articulación por un impacto o golpe también pueden ser un factor contribuyente.

Los síntomas asociados a los trastornos de la ATM son diversos, pero un denominador común es la molestia o el dolor en la región mandibular. Este dolor puede irradiarse al oído, lo que lleva a algunos a creer erróneamente que tienen una infección de oído. Otros síntomas a los que hay que prestar atención son

  • Dificultad o molestias al masticar
  • Dolor en y alrededor de la articulación temporomandibular
  • Un chasquido o chirrido al abrir o cerrar la boca.
  • Mandíbula "atascada" o "bloqueada" que limita los movimientos de la boca.
  • Fatiga facial
  • Dificultad para abrir bien la boca
  • Hinchazón facial

Es importante tener en cuenta que un chasquido o chasquido en la mandíbula no es un signo definitivo de un trastorno de la ATM. Si no hay dolor, puede que no sea necesario un tratamiento. Sin embargo, si estos síntomas persisten y se intensifican, se recomienda acudir al dentista para una evaluación más exhaustiva y un posible tratamiento.

Tratamiento de la ATM: opciones de tratamiento dental

El objetivo principal del tratamiento de los trastornos de la ATM es aliviar el dolor y restablecer el funcionamiento normal de la mandíbula. El espectro de estrategias de gestión de los trastornos de la ATM abarca desde terapias no invasivas y remedios caseros hasta intervenciones dentales y procedimientos quirúrgicos, adaptados a la gravedad del trastorno.

Tras una revisión exhaustiva del historial médico del paciente, un examen físico y pruebas diagnósticas, se elabora un plan de tratamiento personalizado. El tratamiento suele comenzar con terapias conservadoras menos invasivas o medidas no farmacológicas. Si estas intervenciones iniciales no alivian los síntomas, pueden considerarse opciones quirúrgicas.

Es importante comprender que el éxito de estos tratamientos varía de una persona a otra, ya que influyen factores como la causa subyacente del trastorno de la ATM, la gravedad de los síntomas y el estado general de salud del paciente.

Tratamientos no quirúrgicos para la ATM

Cuando se trata de trastornos de la ATM, las estrategias no invasivas suelen ser la primera línea de defensa. Estos métodos a menudo pueden tratar eficazmente los casos leves de trastornos de la ATM.

  • Medicamentos: Las soluciones sencillas de venta libre, como los antiinflamatorios no esteroideos (AINE), como el ibuprofeno, pueden aliviar el dolor y reducir la inflamación. En caso de molestias más graves, el médico puede recomendar analgésicos más potentes. También pueden recetarse dosis bajas de relajantes musculares y antidepresivos para mitigar el bruxismo y aliviar el dolor.
  • Férulas dentales o protectores bucales: Si le preocupa apretar o rechinar los dientes, un odontólogo puede sugerirle el uso de un dispositivo blando o duro que se coloca sobre los dientes. Estos aparatos hechos a medida evitan que los dientes superiores e inferiores entren en contacto entre sí, minimizando así el impacto del apretamiento o rechinamiento.
  • Fisioterapia: Esto incluye ejercicios diseñados para fortalecer los músculos de la mandíbula, junto con terapia de calor y frío y tratamiento con ultrasonidos. Estas técnicas pueden mejorar significativamente la amplitud de movimiento y aliviar el dolor.
  • Terapias alternativas: Algunas personas encuentran consuelo en terapias alternativas como la acupuntura, las técnicas de relajación y la biorretroalimentación.

Antes de embarcarse en cualquier tratamiento, es fundamental comentar con su dentista las ventajas, los posibles efectos secundarios, los costes y las expectativas. Prioriza siempre los tratamientos conservadores y reversibles. Un enfoque cooperativo para tratar el trastorno de la ATM es clave, e implicar a tu médico en las decisiones de tratamiento puede ser beneficioso.

Tratamientos quirúrgicos para la ATM

En los casos en que los tratamientos no quirúrgicos no proporcionan alivio, pueden explorarse las intervenciones quirúrgicas. Sin embargo, es aconsejable agotar primero todas las opciones de tratamiento no invasivo, ya que las soluciones quirúrgicas suelen ser irreversibles. He aquí algunas opciones quirúrgicas:

  • Artrocentesis: Este procedimiento mínimamente invasivo consiste en la inserción de pequeñas agujas en la articulación para irrigar líquido a través de la articulación, eliminando restos y subproductos inflamatorios.
  • Artroscopia de la ATM: En algunos casos, la artroscopia puede ser tan eficaz como la cirugía a cielo abierto para tratar diversos trastornos de la ATM. Durante este procedimiento, un cirujano introduce un pequeño tubo fino (cánula) en el espacio articular, seguido de una pequeña cámara (artroscopio) para ver la zona y ayudar en el diagnóstico.
  • Condilotomía modificada: Este procedimiento aborda indirectamente la ATM, ya que la cirugía se realiza en la mandíbula, no en la articulación propiamente dicha. Puede ser beneficiosa para tratar el dolor y si el bloqueo es un síntoma importante.
  • Cirugía a cielo abierto: Si el dolor de mandíbula persiste a pesar de los tratamientos más conservadores y parece estar causado por un problema estructural en la articulación, el médico puede sugerir una intervención quirúrgica a cielo abierto (artrotomía) para reparar o sustituir la articulación.

Los tratamientos quirúrgicos conllevan posibles riesgos y complicaciones, como infecciones, lesiones nerviosas y la posible necesidad de nuevas intervenciones. Por lo tanto, antes de optar por un tratamiento quirúrgico, es esencial que hable con su médico sobre los posibles riesgos y beneficios.

El tratamiento postoperatorio suele incluir fisioterapia continuada para mejorar la flexibilidad y la fuerza. El dentista también puede recomendar el uso continuado de un protector nocturno para mantener la mordida y evitar el rechinamiento de los dientes. Estas medidas pueden contribuir al éxito a largo plazo del tratamiento quirúrgico.

Prevención y mantenimiento de los trastornos de la ATM

El tratamiento de los trastornos de la ATM no se limita a la terapia. Se trata de un enfoque doble que incluye la prevención de nuevas apariciones y el mantenimiento del alivio conseguido. Esto implica una combinación de ajustes en el estilo de vida, modificaciones de la conducta y visitas constantes al dentista, todo ello encaminado a reducir la tensión en la articulación y los músculos de la mandíbula. Este enfoque proactivo minimiza significativamente el riesgo de desarrollar o agravar los trastornos de la ATM.

Es crucial una estrategia integral y multidisciplinar. Esto incluye el autocuidado en casa, las modificaciones dietéticas, el mantenimiento de posturas correctas, el control del estrés y la realización de ejercicios adecuados. Estas medidas no sólo mantienen a raya los síntomas de la ATM, sino que también fomentan la salud bucodental a largo plazo. Los profesionales de la odontología desempeñan un papel fundamental a la hora de orientar a los pacientes sobre estas medidas preventivas y ofrecerles un seguimiento que garantice la eficacia duradera de los tratamientos de la ATM.

Las evaluaciones dentales periódicas son la piedra angular de este proceso, ya que facilitan la detección precoz y la gestión proactiva de posibles problemas. En las secciones siguientes, profundizaremos en los aspectos específicos de las adaptaciones del estilo de vida, el papel de las revisiones dentales rutinarias y cómo los dentistas entrelazan estos elementos para una gestión integral de los trastornos de la ATM.

Adaptaciones del estilo de vida para tratar los trastornos de la ATM

El tratamiento eficaz de los trastornos de la ATM suele requerir la adopción de determinados hábitos y modificaciones del estilo de vida.

  1. Opta por alimentos blandos: Incorporar a la dieta alimentos blandos como yogur, puré de patatas, requesón, sopa, huevos revueltos, batidos de frutas y verduras cocidas puede aliviar la tensión de los músculos de la mandíbula. También es aconsejable evitar los alimentos duros, crujientes y masticables, y abstenerse de mascar chicle.
  2. Cuidado con apretar y rechinar los dientes: Apretar la mandíbula o rechinar los dientes de forma inconsciente, a menudo inducido por el estrés, puede agravar los trastornos de la ATM. Cultivar la conciencia y practicar técnicas de relajación puede marcar una diferencia significativa.
  3. Uso de hielo o compresas calientes: La aplicación de una bolsa de hielo o una compresa caliente en el lado afectado de la cara puede aliviar temporalmente el dolor.
  4. Participar en ejercicios: Los ejercicios suaves de estiramiento y relajación pueden mejorar la movilidad de la mandíbula. Su dentista o fisioterapeuta puede orientarle sobre los ejercicios más adecuados para su dolencia.
  5. Gestionar el estrés: Dado que la tensión y la ansiedad pueden desencadenar trastornos de la ATM, las técnicas de relajación como la meditación, la respiración profunda y el yoga pueden resultar beneficiosas.
  6. Mantener una buena postura: Una buena postura, especialmente durante las actividades en las que intervienen el cuello y la parte superior de la espalda, garantiza una alineación óptima de la mandíbula y los músculos del cuello.
  7. Limite los movimientos extremos de la mandíbula: Intente moderar los movimientos de la mandíbula para evitar forzarla al bostezar ampliamente, cantar o gritar.

Estas modificaciones del estilo de vida pueden aliviar los síntomas asociados a los trastornos de la ATM y prevenir su reaparición. Sin embargo, es fundamental que estos cambios se adapten a las necesidades individuales y al estilo de vida del paciente para que sean coherentes y eficaces a largo plazo.

Detección y diagnóstico de los trastornos de la ATM

El tratamiento de los trastornos de la ATM comienza con una detección y un diagnóstico precisos, un aspecto crucial de la función del dentista. La detección precoz de estos trastornos allana el camino para una intervención rápida, ayudando a frenar o mitigar posibles complicaciones.

El primer paso de este proceso es un examen clínico completo de la mandíbula. El dentista evaluará las articulaciones de la mandíbula para detectar cualquier signo de incomodidad o sensibilidad, escuchará sonidos inusuales como chasquidos o chirridos durante el movimiento de la mandíbula y evaluará la amplitud de movimiento de la mandíbula.

Para obtener una visión más detallada de las articulaciones temporomandibulares, pueden recomendarse procedimientos de diagnóstico por imagen como radiografías, tomografías computarizadas o resonancias magnéticas. Estos procedimientos pueden proporcionar una imagen transversal de la mandíbula y revelar la posición del disco de la ATM cuando la mandíbula se abre y se cierra.

Las pruebas de mordida u oclusión son otra herramienta del arsenal del dentista. Estas pruebas evalúan la alineación y la eficacia de los dientes durante el movimiento de la mandíbula, y una mordida desalineada puede apuntar a un trastorno de la ATM.

El proceso de diagnóstico también tiene en cuenta el historial médico del paciente, sus síntomas y su estado general de salud. Este enfoque holístico asegura un diagnóstico preciso de los trastornos de la ATM, sentando las bases para un plan de tratamiento exitoso.

El papel de los dentistas en los trastornos de la ATM

Los dentistas desempeñan un papel fundamental en el tratamiento de los trastornos de la ATM. Su experiencia en salud bucodental les dota de un conocimiento exhaustivo de toda la estructura bucodental, incluida la articulación temporomandibular y los tejidos circundantes. Estos conocimientos les permiten diagnosticar y tratar los trastornos de la ATM de forma eficaz y holística.

Su función va más allá del mero tratamiento de los síntomas de la ATM. Abarca la detección precoz durante las revisiones periódicas, la atención proactiva, la aplicación de planes de tratamiento eficaces y la educación del paciente sobre medidas de autocuidado y modificaciones del estilo de vida para controlar y prevenir los síntomas de la ATM.

En esencia, el papel del dentista en el tratamiento de los trastornos de la ATM es polifacético. Combina la experiencia clínica con la educación del paciente para ofrecer una atención integral. 

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